Cargando...

Lo que me tocó vivir

Placer que creció en las manos.
Llanto que humectó mis raíces y mejillas.
Pies que dejé cansados. Alma que me observa.
Ojos que no ven, palabras que no llegan, boca con sed.
Satisfactoria estancia, aunque el dolor imaginario marchite
poco a poco mi escena, mi vida, mi sonrisa.
Placer que dejé olvidado, ¿ahora cómo haré para permitirme vivir?
Lo sé, lo sé, lo escucho en los cantos,
en los matutinos conciertos de los pájaros,
en la bendición que le doy a mi agua antes de bañarme.
Lo sé, lo siento, en el viento frio que humedece mi nariz,
en mis manos tibias prestas para acariciar. Lo sé, lo veo,
al saludar a mi perro, al mirar mis ojos acuosos en el espejo.
Lo sé, lo veo, en el nuevo escenario que aún no estoy seguro si llegará.
Sin embargo, aún lloro, aún canto; humecto mi raíz y mis mejillas,
escucho aquel sonido de los pájaros y de mis pasos.
Y veo la estructura de mi cuerpo no quejarse
y en danzas conseguir alegrías, prestadas,
tal vez sólo por un rato.
Y entre tanto y entre poco, mi ilusión se produce
en cada mañana; en cada nacer.
Y le basta a mi boca soltar palabras
escritas para quitar la sed.
Y me basta sentir en mí el placer hasta de no vivir,
porque, sea como sea, me voy a morir,
sea como sea, lo que viva, es simplemente lo que me tocó vivir.

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Enrique Frías...



Top