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Nuevos consejos a mi pluma

A Paco Ignacio Taibo II

Te quiero capaz de vislumbrar los pies de barro
del sistema y su compleja arquitectura de mentiras,  
de salir a la intemperie, ferocidad al hombro,
a desfacer entuertos y enmendarle la plana a los  
rosales
que, pobrecitos, no saben redondear
sino solo criaturas monocordes.
Ven acá: te quiero capaz
de hacer que haya gatillos en tus frases,
gatillos que, orientados por la mira
del sapiente coraje,
sorprendan a pupilas y entusiasmen a tímpanos  
con la deificación del ruido (en el estruendo)  
que extraerá de las ruinas otro mundo
con las manchas de sangre
de lo recién nacido.
Escúchame cabrona: que si hablas de Zapata,  
del Che Guevara, de Salvador Allende
o de tantos, tantísimos otros,
que levantaron en armas a sus muinas,
lo sepas hacer con las frases apropiadas,  
justas, militantes, que seduzcan la atención
y le pongan hormigas al descuido,
con palabras inventadas desde hace siglos  
sólo para cumplir su cometido actual
de develar artilugios
y realizar una histórica masacre
de máscaras, disfraces, fingimientos  
con que forma el poder sus escondrijos.
Mi pluma, como dejas mucho que desear,
como eres iletrada, tímida, ingenua,
y bastante torpe para hablar en público;
como tienes, reconócelo,
no sé qué debilidades por la retórica
y crees que la mejor manera de sorprender al público  
es lanzar al firmamento los fuegos de artificio 117
de tropos rutilantes
y subir el volumen de lo pregonado
hasta la grandilocuencia,
te voy a tener que someter
a una fuerte y severa disciplina.
Durante mucho tiempo, pluma,
tú y yo, tomados de la mano,
asistiremos a marchas,
concentraciones y mítines.
Saludarás de corazón a las adelitas
y recogerás, para alguno de tus poemas,
las estrellas que arrancan del suelo los machetes.
Yo te conduciré a las concentraciones para que
                                                      aprendas
a desgañitar la tinta
que cargas en la garganta.
Te llevaré, para que no te enamores,
como Narciso,
de ti misma,
de lo que dices,
de tu lengua formada de gérmenes de palabras,  
de tu forma tan personal
de robarle parlamentos al silencio.
Te llevaré, carajo, para que estés en contacto con la  
gente,
para que sepas del calvario,
el vía crucis,
la crucifixión
de todo humilde miembro
de la especie.

(2008)

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