Ligeras cartas
Quién necesita ser para amar?, quién necesita tener una razón para razonar el amar a un no ser?. Te amo de tantas formas amorfas como las probabilidades de combinaciones me lo puedan permitir. Es una palabra tan larga siendo tan carente de letras, se queda resonando en las esquinas mentales por horas o años, en la espera de su ausencia en el frío para gritarle a los recuerdos. No te has preguntado porqué en invierno me extrañas más, porqué en verano todo parece tan burdo y pesado, y en otoño todo tan fino y perfecto?. Es tu palabra haciendo eco en el frío que parece quedarse con los años, que literal se aferra a los huesos y que juega a confundir al silencio con la saturación de su eco. Somos tan simples como humanos, tan ligeros en un mundo de piedras, tan absurdos tratando de mostrar coherencia cuando revelamos lo que sentimos, somos fases de repetidos cuentos aburridos y a veces con exceso de ego, claro que, existen los originales entre los originales y los absurdos entre los absurdos, los sueños entre sueños y las palabras entre palabras. Sólo a veces durante instantes de vivir, se nos olvida que estamos más muertos cuando olvidamos que estamos vivos que cuando podemos estarlo en un descuido, y bien, así concluyo el estar enamorado, con muerte y olvido, pero con mucha vida, demasiada vida, tanta que se olvida cuando escuchas un sonido ingrávido de a quien descaradamente dejas ver el conjunto odioso de falta de humanidad que eres y aún así después de todo te dice la poesía mejor escrita jamás en un despojo carente.
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