La pampa hace silencio.
Las piedras son sus órganos secos, la destripada al sol.
Apuñalé caldenes en la esperanza de la sangre y en cambio un vaho de letanías de gauchos, arañas en los techos de paja en las paredes de barro, tranqueras abiertas esperando que de la santísima trinidad al menos uno se acuerde, y baje y en la lengua que hablan los chimangos ante la carne de los animales abiertos, susurre su plegaria para no verle más la herida sin fin a este paisaje, de árboles
de sombras que arden en la piel del silencio que hace la pampa.