Loading...

El ciervo y los bueyes

Fábula

Con inminente riesgo de la vida
 
un ciervo se escapó de la batida,
 
y en la quinta cercana de repente
 
se metió en el establo incautamente.
 
Dícele un buey: «¿Ignoras, desdichado,
 
que aquí viven los hombres? ¡Ah cuitado!
 
Detente, y hallarás tanto reposo,
 
como perdiz en boca de raposo.»
 
El ciervo respondió: «Pero, no obstante,
 
dejadme descansar algún instante,
 
y en la ocasión primera
 
al bosque espeso emprendo mi carrera.»
 
Oculto en el ramaje permanece.
 
A la noche el boyero se aparece,
 
al ganado reparte el alimento,
 
nada divisa, sálese al momento.
 
El mayoral y los criados entran,
 
y tampoco lo encuentran.
 
Libre de aquel apuro,
 
el ciervo se contaba por seguro;
 
pero el buey, más anciano,
 
le dice: ¿Qué?, ¿te alegras tan temprano?
 
Si el amo llega lo perdiste todo;
 
yo le llamo Cien—ojos por apodo;
 
mas chitón, que ya viene.»
 
Entra Cien—ojos, todo lo previene;
 
a los rústicos dice: «No hay consuelo;
 
las colleras tiradas por el suelo,
 
limpió el pesebre, pero muy de paso;
 
el ramaje muy seco y más escaso:
 
Seor mayoral, ¿es éste buen gobierno?»
 
En esto mira al enramado cuerno
 
del triste ciervo; grita; acuden todos
 
contra el pobre animal de varios modos,
 
y a la rústica usanza
 
se celebró la fiesta de matanza.
 
Esto quiere decir que el amo bueno
 
no se debe fiar del ojo ajeno.
Liked or faved by...
Other works by Félix María de Samaniego...



Top