Veinte días y veinte horas, veinte dedos en pies y manos, veinte arillos
Añoro tus besos verdes y ardientes, la flor de tu sexo inflamada y sedienta, de impúdicos pétalos,
La soledad se lleva bien con hielo la conserva siempre fría no debe calentarse tiene efectos secundarios y engaña al corazón
Vivir en cámara lenta, cuadro por cuadro, soñar que dormimos y dormir sin soñar, transitar por tu piel...
En mi cabeza habita una violinist… que con esmero teje sus telarañas, ahí atrapa mis pensamientos y a veces mis sentimientos, los digiere con lentitud,
Día tras día la misma mo_no_to_nía, la radio encendida en casas desiertas, la mirada perdida
Perdí en el tiempo tus palabras y en la distancia tu fragancia, hoy las busco en mi memoria y en el eco abstracto de tu voz; en el estruendo del silencio
¿A que me sabe el dolor? sabe a espuma de mar y a vino tinto y ajenjo, sabe a humo crujiente y a besos incandescentes,
Corre como agua mi sangre, mis venas son tuberías por dónde fluye caliente ésta sangre adormecida, mi cuerpo hidráulico suda
Rutilan las noches en mi ciudad bajo el cielo oscuro y seductor, por mi ventana observo ese parpadeo incesante que palpita en mil historias
Buscaré lunares en tu piel y tus heridas besaré; de tu profunda humedad mi boca abrevará, y en el lienzo de tu torso
Nube preñada de húmeda tristeza, lluvia salada
Llueve en el campo de los sueños, crecen y se elevan a las nubes, y en el crepúsculo encendido del otoño, dibujan espirales mientras caen,
Ésa necesidad de buscarte en otra… y en otros labios, en el respirar de muros descalabra… y lechos desvencijados, en la soledad que viaja conmigo
Habito en cada lágrima que resbala en mi rostro tallado en piedra, en cada latido y en cada suspiro,