Vendrá del Dios alerta que cuenta lo fallido. Por diezmo no pagado, rehén me fue cogido. Por algún daño oscuro

Dormimos, soñé la Tierra del Sur, soñé el Valle entero, el pastal, la viña crespa, y la gloria de los huertos. ¿Qué soñaste tú mi Niño

Te traje por andurriales, dejando a la bien querida, la Madre y Señora Ruta, madre tuya y madre mía. Ahora que hagas paciencia,

Yo he llevado una copa de una isla a otra isla sin desper… Si la vertía, una sed traicionaba; por una gota, el don era caduco; perdida toda, el dueño lloraría.

La rosa colorada cogida ayer; el fuego y la canela que llaman clavel; el pan horneado

En tierras blancas de sed partidas de abrasamiento, los Cristos llamados cactus vigilan desde lo eterno. Soledades, soledades,

Después de la trompa épica, más elefantina que metálica de nuestros románticos, que recogieron la gesticulación de los Quintana y los Gallegos, vino en nuestra generación una repugnanci...

Tú no oprimas mis manos. Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho polvo y sombra en los entretejidos dedos… Y dirías: «No puedo

La niebla ha ido adensándose en forro azul-ceniciento y cegando el mar nos hurta la nidada de archipiélagos: hembra tramposa y ladina

Doce son de todo tiempo las madres-araucarias. Cada leñador que cruza quiere tumbar la parvada, y halla que de la primera

Le he encontrado en el sendero. No turbó su ensueño el agua ni se abrieron más las rosas; abrió el asombro mi alma. ¡Y una pobre mujer tiene

—No te entiendo, mama, eso de ir esquivando las casas y buscando con los ojos los pastos o las mallacas. ¿Nunca tuviste jardín

Me toca en el relente; se sangra en los ocasos; me busca con el rayo de luna por los antros. Como a Tomás el Cristo,

En el sueño yo no tenía padre ni madre, gozos ni duelos, no era mío ni el tesoro que he de velar hasta el alba, edad ni nombre llevaba,

La noche de nuestra Patria de estrellas acribillada en cedazo a lo divino está colando las almas. Hierve así del esplendor