Ese sonido que desconcierta a mi oido, esa carcajada siniestra que con su dulce ironía revela mis defectos y virtudes, esa complicidad que nos ofrecía futuro pero que sólo termino clavada en el pasado, esas declaraciones cercanas que venían pero que desaparecieron tan rápido como el vaivén de las olas del mar.
Tantas señales fueron las que me llevaron a asumir el porvenir de nuestra amistad, que al momento de distanciarnos el engaño se volvió el sentimiento mas inevitable.
Tantas veces que soporte lo insoportable de ti, creyendo en el principio universal de la amistad, para solo darme cuenta que no había virtud alguna para rescatar.
Tanto odio que manifestaste contra el mundo de los hipocritas, de los insensibles, de los oportunistas, de los ignorates casados con la violencia, siendo que de ese universo tu resultaste ser el rey.
Espero de corazón que el tiempo haga lo suyo, y que sea como sea, que la paz sea el gobierno en este océano de coraje que invade mis venas.