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Limbo.

1)
 
Entre los maniquíes del mundo,
entre las ropas ambulantes,
manos que van sobre el volante
sin saber su rumbo.
Quieres morir sin tener partida,
beber sin tener sed,
arreboles al merced,
de lo que dice el día:
el muchacho esta en enfermo
pero se anima;
y la muchedumbre dice con rima
“no estamos enfermos en el infierno”.
Todo es alegre pero desierto,
todo es tristeza antes de la lluvia,
el mar que grita mar sobre las costas,
el agua que grita gota sobre el cemento,
el doble que grita doble sobre sí mismo:
y el perro que se sienta sobre su estiércol.
 
2)
 
Y aquí se lucha.
En este nocturno de insomnios y luces;
electricidad y física;
cotidianidad mezclada.
O digamos mejor bajo las lamparas
de una ciudad desconocida,
de París en medio-sueño,
o de una Buenos Aires deseada
por ancestros y futuros.
 
No hay cosa peor que cigarrillos
en la nada, humo sin ser visto,
café frío en 1914 cuando nació
Cortázar y algún que otro alemán
malnacido: es la constante lucha
reiterada de una lógica inconstante;
el vulgar sexo de los días
de amor perdido.
 
Yo que soy una estrella lejana
contra el día, la estrella cercana
contra la noche. No puedo ver sino
la luz de las ciudades en los sueños
crepusculares tras el vidrio.
 
Pensemos que hay humo entre luces
y ojos de distintos colores: pero
no puedes dejar la lucha de amor
sin cuerpo.
 
3)
 
Hago el toc toc del puño
contra el pecho, así como gorila
tocando un portón con candado;
desfribilador autónomo y cargado;
electricidad estática sedentaria.
Hago el mucho ruido de la boca
menos el beso y las palabras,
trago a estomago infinito
a barriga inflable;
lamento aquellos días
de no tener hambre.
...y aun están muy cerca mis oídos.
 
4)
 
Se escucha mejor la música del quieto,
se duerme más cómodo con una sola
almohada; se siente más la soledad
sin compañía, y aún hay energía
para reanimar las horas.
 
Hago actuación de cadáver momificado,
de antiguo Lázaro desanimado,
de pobre religioso dudoso
en doctrina esencial de morir muerto.
 
Se siente mejor el aire, y se respira,
una y otra vez contra el pulmón;
dióxido de carbono oxidando
el mental más quieto y perezoso.
 
Hago al desesperado reflejo
del espejo que me mira irritado:
vuelve reflejo, reflejo amaestrado,
para morir conmigo o seguir viviendo.
 
5)
 
Tú puedes seguir adelante,
hay más de donde viniste,
no hay nada que no tenga
hora en los relojes elípticos;
puedes seguir sin cuidado,
el mismo camino es la llegada;
deja tus cosas que te aguardan,
los pies y los callos tras el agua;
que te siguen los perros y los lobos
de la montaña,
que te aguarda el fuego y la lluvia
de tus espaldas.
 
6)
 
Esperas, sí, pero falta algo:
aquella ruta no es la del desierto,
hay seis paredes y no cuatro,
hay doce paredes y no las hay.
Sí, pero aún falta un punto,
el punto de gravedad de los planetas,
del Bing Bang o lo que sea;
la invisible espiral de la escalera;
abrís el grifo con tiempo
y hay desagües
demasiadas variaciones y agujeros;
elásticos estirando de soslayo,
fuerzas incoloras pero brillantes,
y hay manos y guantes
y tu no tendrás ojos.
 
7)
 
Algunos poemas sobre el amor,
libros de escolástica,
los testigos excluidos;
los ojos egipcios durmiendo;
los arboles hacia dentro,
las raíces abiertas amarillas,
doradas del fruto-suyo,
y en la ventana el pasto
contra el vidrio,
empañándose de cielo;
hace frío
y sin café en invierno.
...es el cuadrado del piso
compacto, el cubo del aire
disperso,
las miradas invisibles
descifrando lo visible;
el arte de los días
de lo maravilloso;
la magia del encuentro
con el afuera y el adentro;
el rayo que explota,
el fuego de los dedos.
 
8)
 
Estoy escribiendo los nudos:
ayer me presente en una conversación
de una sola boca y de dos oídos
dejados;
suena el timbre ininterrumpido
interrumpiéndonos...
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