Carta al general Facundo Cábala
El patriarca siempre altivo
de la familia modelo,
consejero en mi desvelo
fue el padre, a quien escribo:
De la niebla fugitivo
en tu afán de resistir,
aún a costa de servir
bajo el yugo militar.
Ya no tienes que callar,
lo que el mundo debe oír.
Si fue justa la matanza
(lo dijiste en una cena)
acepta pues la condena,
aunque llegue con tardanza.
Y si crees la alabanza
que recitas por piedad,
ya no arrastres la verdad,
como cruz al cementerio.
desentierra el cruel misterio,
que el honor no tiene edad.