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El clamor

Solitario mar
¡cómo ruges en tu nostalgia!
En el gris paisaje
de gaviotas heridas
como sombras,
te debates
entre un oleaje majestuoso,
y perlada agonía
de espuma silente
en la orilla.
 
¡Cómo siento tu dolor,
océano ardiente!
y es que en lo profundo
de tu entraña
al hombre perdido
clamas:
¡Ya no más veneno
en mis oscuras aguas!
 
Rumoroso mar
se va agotando la vida
en tu cálido seno;
ausencia de paz...
¡cuánta indiferencia
del hombre
ante tu magna belleza!
 
Hoy te nombro
soberano y rey,
porque nos ofreces
el magnífico alimento
del Creador
en su bondad.
 
 
Ingrid Zetterberg
 
Todos los derechos reservados
S. C. Cta. Nº 1107040430657
25 de Agosto 2,016

De mi poemario "Fragancia espiritual"

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