Para tus ojos
son los girasoles
que agonizaron
en mi ventana,
esperándote...
pétalos vencidos,
que amarillearon
el sendero
de las mariposas.
Girasoles
de un ajeno jardín
explorado.
Altos y humildes,
como sueños
de verano.
Extrañas flores
que amamos,
elevadas,
taciturnas,
como silencio
amargo.
Girasoles
sombreados
al atardecer,
que murieron
olvidados.
Cuando vuelvas
de tu ausencia
y tu letargo,
serán eternos
en tus manos.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amado esposo
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6 de Setiembre 2,016