Amigo, puro niño, que jugabas conmigo; nuestra vida dependía de pequeñas alegrías. Cajitas de colores

La hoguera del destino chisporrotea cosas muertas... un ayer inconcluso que no habrá de volver... Y yo que tendí

¿Quién eres tú poesía? Oh, blanco sueño de abril, con hojas desmayadas en los senderos. Pálida luz que se inflama

Nido de ave canora, te han besado mis manos y dejaste tu tibieza y tu misterio en el roce de mi boca.

Padre, ¿cuándo fue la última vez que me despidieron tus ojos?

La música va por dentro invocando tu dulzura. Oh, tú no te has ido, aún brillas en el presentimiento

Padre, esas teclas gastadas de piano que vibran en mi alma, me recuerdan

Con mis manos vacías, y el dolor a… marcharé solitaria, sin luz y sin… ni los versos de amigos, ni alguna… yacerán en mi tumba, con perfume a… Volveré mi alma atrás, por si él m…

Piano silencioso, que ennobleces con tu presencia este rincón de antaño. Hoy tus notas enlutadas se han apagado

Pluma suavísima de ave silvestre, como pelusa en la brisa. Por el soplo de un niño atreviesas la tarde.

Hombre solo ante la plenitud del océano, contemplas la tarde que te va dejando con sus afanes.

Cantito dulce, inocente claridad; fugaz roce de cariño universal; son las aves silvestres

Para tus ojos son los girasoles que agonizaron en mi ventana, esperándote...

Penumbra de los libros que nada dicen, que nada son. ¡Y hemos perdido tanto! Son palabras muertas;