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Ante la presencia de tu piel no soy más que un bravísimo río infinito de deseo
Diluyeme la sangre al tacto
hazme tuya sin la más mínima decencia
deshazme la carencia, llenala de ti por completo que desde hace ya algún tiempo en mis noches se aparece el deseo cual espectro mortal a inquietarme,
a susurrarme lo increíble que sería probar la miel de tu cuerpo
ser parte de la sal de tu piel
volverme una con tus sonidos que desinhibidos nacen desde el fondo de tu ser como espigas de oro
se incrustan en mi garganta
esa voz que tanto me hace divagar,
que tanto quiero que me desgarre las entrañas.
Recorreme como sólo tu sabrías hacerlo
tienes total permiso de serme fuego, viento y cielo
de dirigirte hacía mi cuerpo como si fuera el tuyo mismo
de diseñarme atemporales besos
inefables caricias.
Acércate a escuchar la coreografía que mis poros bailan ante ti;
de los cabellos a la sangre
esto es lo que soy.
Préféré par...
