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Tu eres la dirección de mi palabra
Me desangran los huecos de tu alma que infestos de oscura niebla se largan a ignorarte
Allá donde la calma lleva otro nombre y la soledad, dura inquilina
silencia los ecos que se encarnan en tu piel
Tu soledad, irremediablemente mía ya
labra al tiempo sobre tus piedras
y la noche vasta le teje despojos imaginarios a tu cuerpo.
El mar incesante que palpita dentro de tu boca me demuestra inminentes caudales de opaco amor
de rosadas, fuertes venas.
El tiempo dispersa los vacíos
el tiempo, el tiempo, el tiempo,
que ávidamente suscita lo que no se imagina tu rosa muerta
Oh, si pudiera con las uñas despojarte del río que ensucia tu pureza
del lecho que te agobia en vano.
Toma de mis venas lo que necesites para saciar tus oquedades.
Préféré par...
