Salir al exterior de mí
con todas las vidas preñadas de abortos
es mi religión abandonada. A veces
buscar en los escombros la facilidad
de un Marwan macilento
en el Malasaña abovedado de recursos
que llevar a la risa; otra la espesura
acojonante de un Cernuda apátrida
recorriendo la Sevilla desconchada a escupitajos.
Paroxismos en el búnker de la nada desde donde recreo
imitaciones del alba de contrabando. ¡Me drogué tanto
de mi brazo en tu cintura, repelidos por los escaparates
sonrientes! Las fotos se velaron en tu recuerdo sepulcral,
como un Dylan enfermizo del desgarro de poner muros al blues.
A cada paso en mi caminar en rombos de ángulos callados
me guiñas una felicidad y media.
Ahora pillo lo de Dios en todas partes:
me dará vidas para
esculpir de ti todo
intento de poesía.