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Ixil para siempre

Parte de la obra "MAOA-L, Poesía de los desafines de un corazón criminal"

Fuimos 250. Fuimos sangre, fuimos verdor. Fuimos opresión.
Fuimos el tú, el yo y el nosotros.
Tras la amplia ventana transparente de racionalidad, de una actitud racial,
se escondía tu miserable e inevitable plan, honorable Montt.

Horrible Montt. Se te sumaban, te obedecían, nos desaparecían los tuyos,
lloraban los nuestros, reclamaban una tierra, un orgullo, y de vez en vez, un pasado.
Quédense con nuestro futuro, no se adueñen de nuestro presente.
Guatemala te llora, de coraje. A nosotros, de pena.

Somos 250. Miles. Los que pesan en tus presas. Los que están encerrados en el silencio adverso de tu tiempo, de tu régimen. De tu dictadura, la caída será dura.
Nos tachan, nos cuentan como jamás, comprometen a mi raza y luego nos ignoran como una estadística más. Nos miran y nos esquivan.

Somos el ejemplo de lo que no. Estamos aquí para reclamar, gritar, llorar y ser mártires de un nuevo y de un viejo sistema. Representamos el avance, el contraste, lo que no se puede calificar y cuantificar, lo que se trata pero no se logra. Somos el hoy, el ayer. Estamos, somos, vamos todos. Nos sientes en tu bolsillo izquierdo.

Seremos 250. Millones. La diferencia. La pérdida. Seremos quien te marca, quien te diferencia de entre los demás hombres que deambulan sobre las calles de nuestra nación.

Seremos una serena calma. Se vendrá la revolución sobre nuestros cuerpos, sobre nuestros huesos. Celebraremos, nos cambiaremos y nos encogeremos al saborearte sobre nosotros. Pertenecerás. Dejarán de seguirte, y nosotros empezaremos a hacerlo.

¡Horrible honorable Montt! ¡Inepto Rodríguez! Ustedes 93 que nos pegaron, que dañaron y sobajaron nuestro más fuerte estándar fuera de los suyos. Seremos y nos levantaremos como Ixil. Los encerraremos entre Nebaj, Coatzal y Chajul, y como nosotros, jamás saldrán a la luz ni sabrán de su presencia, maléfica prisión.

Les abriremos, les sacaremos el renacimiento, y los voltearemos para no mirar su inminente fin, pero si el de los demás, serán testigos por primera y última vez. Vendremos, nos vengaremos, ¡Escuchar nuestra voz alzada entre los bosques! ¡Atemorizarse por lo que viene, pecadores!

Una Paloma vendrá, se posará en sus cabezas y desgarrará sus ojos, comprobando que no es de paz, sino de guerra. De violencia, de intolerancia a sus atrocidades. La justicia pesará sobre ella la de todos. Desvestiremos sus almas, arroparemos su sangre con nuestras mantas coloreadas de verde, de negro interés. Y pese a todo, viviremos. Porque somos 250 miles, millones, somos el mundo entero.

Cúbrete Montt. No te será suficiente una prisión. Pesaremos en tus hombros, en tus párpados, en tus manos y en tu garganta. Haremos nudos. No te perdonamos nada. No nos rendiremos. Fuimos, estamos y seremos la perdición de tu crimen.

Piaciuto o affrontato da...
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