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Mundo

Parte de la obra "Avisos de Ocasión"

Se escuchan los pasos que doy sobre la acera. Crujen por debajo de mis zapatos los resquicios de mis antepasados. Me condeno a seguirlos. De pronto, me lo imagino.
¿Qué hay debajo? ¿Qué estoy pisando?
No me imagino, como cualquiera pensaría, en lo que era este camino antes de poder ser transitado por pavimento, sino más allá, ¿Qué hay debajo?

Montones y montones de tierras, minerales, agua, fuego, restos fósiles, cosas inciertas y todavía no descubiertas. El núcleo. El regreso de todos los demás elementos, con variaciones de presentaciones y tamaños, de formas y colores. Y sigue la constante  y sigo andando. ¿Qué hay debajo?

Me abruman las posibilidades, la tierra es redonda. Es esférica o trata de serlo, al menos. En algún punto, sin arriba ni abajo, estoy parado justo en el reflejo de algo. O alguien.

Quizá un océano inexplorado, quizá un lago. Puedo estar por debajo de un lugar privado, de un monumento sobrevalorado. Debajo de un hogar con problemas, del laboratorio del próximo genio. Debajo de alguien muriendo o, sí, alguien naciendo. Puedo justo ahora, mientras camino, estar siguiendo los pasos de un asesino, o de un niño jugando. Quizá estoy debajo de un maravilloso cielo –que más bien, sería encima–. Quizá estoy debajo de un tesoro, o de una isla, o de un caimán, o de un avión que está a punto de naufragar. Puedo estar pisando a una planta que nace, un depredador que se prepara para saltar o de una luciérnaga que está dejando de brillar. Quizá, paradójicamente, estoy debajo de alguien escribiendo la próxima verdad.

Todas esas posibilidades me habían volado la mente, hasta que pensé en la probabilidad más sublime. Quizá, esté ahora caminando al mismo paso, por debajo, con la persona que será el amor de mi vida, la que he estado esperando. Estaría debajo de su barrio, de su colegio o hasta debajo de su baño. Quizá estoy detrás de sus secretos,  de sus tiernos y fallidos encuentros, o debajo de sus fracasos míseros y cabizbajos. Eso me pone a pensar, cuando está triste, en realidad me está mirando, me está llamando. Baja la cabeza, sonríe de lado y sabe que del otro lado, estoy yo caminando, haciendo siempre una línea recta, uniéndonos a cada paso.

No la conozco y ya la amo, y me fascina pensar en que no hay nadie a mi lado, pero sí por abajo. ¿Qué hay debajo?
Simple, debajo estoy yo, en otro lado. Ni sentimos el calor, ni la humedad ni el encanto de ir cantando, ni la desesperación de vernos separados por el espacio, por la gravedad de la gravedad. Y sé que se mueve contigo, y sé que formamos un pentagrama cada que nos meneamos. Por debajo de mí, está ella. Por debajo de ella, está el pesado pasado. Estoy yo gritándole, desde un agujero que atraviesa la tierra, un te amo. Estoy yo pasándole un día de diferencia, preguntándole en qué ha estado.

Entonces, ¿Qué hay debajo?

Debajo de mí, está la posibilidad de encontrarlo todo, encontrarme en todo, pero sobre todo, está ella esperando. 

Piaciuto o affrontato da...
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