Tomó de su capa una cinta, una cinta color vino, así como el vino por el que navegan por las noches los recuerdos.
Mares de vino, corrientes y mareas... a merced de las lunas de octubre.
Dicen que esas, son las más bellas.
Pero difiere y a cuatro vientos clama, ¡qué las lunas más bellas! son las que a menguante discurren entre los labios que anhela.
Tomó una cinta y con ello una certera promesa... Una cinta, que en noches bohemias se clava en los vientos de un pasacalles meloso y celoso.
Una cinta que da vida a su capa negra, una cinta que quiere ser alegría en la vida de quien la toma por quien la da.