Como hojarasca de otoño desapereces, huyes.
Das tres o cuatro vueltas y regresas, como si no pasara nada...
Hoja al viento que no es Odiseo ni ésta tierra abnegada y paciente Penélope.
¡Cuánto quisiera quererte! mas no dejas que lo haga, sino a tu manera.
A oscuras, en milésimas de tiempo... a palabras frugales y verbos incompletos.