Repartido en pedazos y en lamentos… repartido en países y en canciones… repartido en lejanos corazones, repartido en profundos monumentos. Repartido en obscuros sentimientos…

Ira, suma, lira, ¿será rimar? Como si los leones devorasen tu cu… corriera sobre el mármol escaso. Así te miro, pensando en el sagrado día de tu muerte,

Las huellas de tus dedos no se ven en las torres. Pero yo leo sin descanso, en la so… al mar los antiguos signos en donde tú es…

Cercado espacio, cubo prisionero de la piedra que ciñe tu medida. ¡Qué exacta dimensión estremecida traspasada de gozo marinero! En tu grave recinto el cielo enter…

En tus muslos de rosas y de arena la lontananza grave de mi sino, el desatado mar de mi destino sabe la claridad y así la ordena. En tu torso que el sol desencadena

Triste, mi corazón, como los ángel… que sólo son cenizas estelares, polvo de las galaxias más oscuras, consunciones de cánticos ausentes. Mis manos me acompañan hasta el bo…

Los cisnes son las alas de las alm… las alas de las alas, las alas de las almas de las alas, los álamos del alma, las almas de los álamos,

Ángeles con coronas de yerba Ángeles como inmensos paisajes. Ángeles como rayos erguidos. Ángeles con vestidos de llamas. Ángeles en el muro del odio.

Las mujeres con pechos de papel alumbran la armonía de los prados. A las ventanas vienen los venados bajo un cielo de páginas de miel. Detrás de esa cortina hay un donce…

Algo me está buscando por el campo… o por el bosque negro que fue verd… Algo de claridad pero sin forma, como un sonido inmenso que bajara desde un cielo apartado

Contemplo entre las aguas del pant… la celeste blancura de tu cuerpo desnuda bajo el campo de las nubes y circundada por el verde bosque. No muy lejos el mar se descompone

Dios con siete collares planetario… con mujeres de piedra y pensamient… con aullidos de cal en movimiento con relieves y rojos santuarios. Hasta las altas llamas son sudario…

Todo se ha muerto ya cuando contem… tus senos de ceniza entre las hoja… doradas de un silencio grave como la espada vertical con que todo se corta.

El palacio de plata resplandece en medio de las aguas del abismo y las coronas arden con dulzura. Y la dorada rueda de las rosas levanta su cabeza de aire blanco.

Las aves infinitas del amor están petrificadas en sus lechos de roca cristalina y solitaria. Son aves vivas pero muertas. Son. Sus alas ya no tiemblan ni en el c…