VOCES DE MI COPLA
VII - CÁRCEL
#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles (1923-1936) La estación total
Todas la rosas blancas de la luna… por la ventana abierta, en el cuer… Mirando aquellas carnes blandas qu… hundido entre mis sueños, yo estab… ¡Oh su sexo con luna! ¡Esencia in…
Todo el otoño, rosa, es esa sola hoja tuya que cae. Niña, todo el dolor es esa sola gota tuya
Las nubes y los árboles se funden y el sol les trasparenta su honda… Tan grande es la armonía del abraz… que la quiere gozar también el mar… el mar que está tan lejos, que se…
Suele creerse que yo escribí “Pla… “Advertencia a los hombres que lea… ¡Isla de gracia, de frescura y de… Yo nunca he escrito ni escribiré n…
Siempre yo penetrándote, pero tú siempre virjen, sombra; como aquel día en que primero vine llamando a tu secreto,
¡Qué difícil es unir el tiempo de frutecer con el tiempo de sembrar! (El mundo jira que jira, ruedas que nunca se unen
Tú, Platero, no has subido nunca… ¡Qué encanto el de la azotea! Las… La casa desaparece como un sótano.…
Libre ya Platero del cabestro, y… En sa belle jeunesse, en sa premié… Arriba, por las ramas últimas, sal… Una cosa enorme y tibia avanza, de… Pero el pajarillo, que debe de dig…
Contra el cielo inespresable, el álamo, ya amarillo, instala la alta belleza de su éstasis vespertino. La luz se recoje en él
¡Venid, siglos venideros, tened! Y ahora, huid, volad, que ya os volveré a cojer antes de vuestro final.
La luna viene con nosotros, grande… —¡Platero, qué... frío! Platero, no sé si con su miedo o c… Y trota Platero, cuesta arriba, e…
Soy este que va a mi lado sin yo verlo, que, a veces, voy a ver, y que, a veces olvido. El que calla, sereno, cuando hablo…
Te he dicho, Platero, que el alma… A mediodia, cuando el sol quema má… Los panaderos llegan trotando en s… Y los niños pobres llaman, al punt…
Acabas de salir de tu alcoba... Y… está desarreglada, deshojada, marc… sobre una silla de oro, el corsé p… que llevabas la tarde de la última… En el sofá –¡oh recuerdos!– la mag…
Siempre tienes la rama preparada para la rosa justa; andas alerta siempre, el oído cálido en la puer… de tu cuerpo, a la flecha inespera… Una onda no pasa de la nada,