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El futuro


(Por Mariana Dei Castelli)

Varias interpretaciones pueden surgir de este poema: algunos opinan que se trata del final de un amor, de una separación, otros piensan que podría hacer referencia a un régimen político. En lo personal creo que claramente refiere al olvido de alguien, pero más específicamente a la muerte de un ser amado. Quizás a su segunda esposa, Carol Dunlop, quien falleció en 1982, tras lo cual se dice que Julio Cortázar cayó en una profunda depresión.

Desde el principio la ausencia es una certeza, es algo irreparable: “Y sé muy bien que no estarás”. Como es típico de Cortázar, alude a las cosas más cotidianas, que más que situaciones son fragmentos de recuerdos, fotografías que quedan en la memoria, los destellos que uno no olvida aunque se trate de los lugares más comunes: “Ni en el gesto de elegir el menú, ni en la sonrisa que alivia los completos de los subtes”. La sutileza de estos recuerdos tiende a provocar la identificación del lector con las situaciones que se narran, sin importar el contexto particular al que se refieran: “No estarás (…) ni en el hasta mañana”.

En este sentido, llama la atención su capacidad de abstracción: “Ni en una cifra telefónica estarás o en el color de un par de guantes o una blusa”. Esta imposibilidad de volver a ella hace pensar en una partida definitiva. Y tal es la fuerza del olvido contra el deseo del eterno recuerdo, que ella no estará ni en sus sueños.

Luego viene el enojo ante la muerte. No contra esa persona, sino un enfurecimiento legítimo con la propia vida, con un Dios si se cree, simplemente con un destino que no se elige. Cortázar vislumbra como será su futuro sin ella. Paulatinamente él seguirá viviendo, como lo hacen todos. Dirá las palabras que se dicen, comerá las cosas que se comen y soñará los sueños que se sueñan. Pero en el fondo sabe que nunca volverá a ser lo mismo, que él no volverá a ser el mismo. Ni siquiera podrá recurrir a su memoria, la cárcel donde aún la retiene. Como cuando alguien se va para siempre y uno intenta recordarlo, pensar en su cara, sus gestos, su voz, que con el tiempo se van borrando, dejándonos indefensos ante el olvido. Él sabe que esas memorias de un amor ya no estarán, que en algún momento se borrarán sin que él pueda darse cuenta. Por eso afirma con seguridad que ella ya no será ni recuerdo. Pero a pesar de todo esto que perdió, creo que Cortázar sabía bien que ella era parte de él: de sus hábitos, sus gustos, de sus maneras de hablar, de reír, de amar; ella estaba presente en su forma de ser.

Referencias

poetasaldesnudo.blogspot.com/2011/05/el-futuro-julio-cortazar.html
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