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Novela 008

Octava entrada de la novela.

Los rayos de un pálido sol incidían en sus ojos, abrirlos no fue fácil y a René le pareció hasta una mala idea.

—¡Aaaaaah, mi cabeza, joder... Pufff, maldita sea!

El dolor era aún más terrible que ayer noche. Su pensamiento rápidamente hizo un recorrido por lo que había sucedido y seguía sin lograr entender la razón de que siguiera con vida, no se le ocurrían más opciones por el momento y la que tenía tampoco le convencía.

Decidió salir e ir a una cabina telefónica para llamar a Phillipe, ya no se fiaba ni de su propia casa, sabía que la N.F. debía tenerlo controlado, pues sabían quien era y hasta le permitían seguir viviendo.

Cogió el coche y marchó lejos de su casa, dejo pasar algunas cabinas y ya decidió llamar desde esa. Escribió el número de su amigo, lo recordaba de memoria, era obligación en la resistencia, no llevar información material sobre la resistencia por el riesgo que se corría, la organización había conseguido avances a base de errores y muchas personas habían perecido por cuestiones como esta, pero a día de hoy, seguían sintiendo impotencia ante la planificación y envergadura de la N.F.

Una vez marcado, la cabina dio tono, beeep, beeep, beeep.
—¿Diga? dijo un adormilado Phillipe.
—Soy René, Phillipe debemos hablar—. Dijo sin dilaciones.
—Okey, quedamos en “Le Bastille” en media hora.

René contestó afirmativamente y marchó para el lugar donde habían quedado. Este era un bar de comidas, que evocaba los ideales revolucionarios, tenía buena acogida como hito histórico en el camino de la libertad, más allá de lo que pudiera parecer de inadecuado para reunirse, era en lugar de tránsito de cualquier tipo de persona, pues de las primeras cuestiones que se le enseñan a los niños en el programa de estudios, una vez defienden lo básico eran, clases de democracia y ciudadanía, lejos habían quedado esos tiempos de dar religión o una cultura religiosa general, no obstante los alumnos de escuelas privadas si que solían aprender sobre ello.

Era sábado, y muchas personas no trabajaban, solían tener el fin de semana libre. Por lo tanto había a esa hora, no había mucha gente en el local. Como era temprano, se pidió un café y se sentó en la mesa que solía, al lado de la cristalera que daba a la calle, las mesas eran de madera de pino y los asientos eran bancos con respaldo fijados al suelo. En las paredes había colgadas cuadros de constituciones, imágenes de revueltas revolucionarias, etc. Antes René los miraba con sumo orgullo, ahora no podía sentir otra cosa que tristeza por las debilidades de su actual constitución. Los últimos meses no habían sido buenos, y mirando esos cuadros con lucha, su gesto reflejaba anhelo y le asaltaba una duda. ¿Qué quiere la N.F.?

En la reflexión de René una cosa parecía verse con claridad, las filas y el apoyo financiero a esta organización paramilitar secreta debían de venir de sectores poderosos y conservadores, de señores o de instituciones que anhelaban que volviese ese pasado, donde ellos eran los señores del “mundo”. Pero dicho así sin más, carecía de argumentos sólidos y no era más que una opinión como la de cualquier persona que realmente desconoce la profundidad de lo que tiene delante y solo vislumbra una vaga imagen de lo que tiene enfrente. No tenía ni idea en realidad si formaban parte del poder actual o eran desplazados, o sus filas eran conformadas por ambas cosas. No sabía a que se enfrentaba y por esto estaba francamente preocupado.

Pensaba, en que el Estado había cambiado tanto en los últimos 20 años, hasta ser plenamente social y sostenible, existía una nueva casta política sin ataduras, un poder de justicia mucho más eficaz, y la presencia activa de la ciudadanía habían permitido tales logros, desbancando la corrupción y malversación en gran medidas, así como potenciando programas sociales que permitían tal grado de confort y bienestar de la población, que hacía que pagar impuestos no fuera un problema y tampoco hubiera necesidad de esquivar la fiscalización, se “hablaba” en los medios de comunicación del sueño hecho realidad, de un futuro donde el individuo es uno, pero a la vez está totalmente integrado en lo colectivo. En realidad si que era un sueño, porque la N.F lo convertía en una ilusión, una doble cara, lo que el público ve y lo que no quiere ver.

http://asolasconkaelon.blogspot.com.es/2014/05/novela-008.html

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