#EscritoresEspañoles
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Nunca lo he visto antes, pero conozco a ese hombre. (Si me acercase, distinguiría en sus ojos
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
No es que moleste en sí, pero cuesta acostumbrarse. Eso de que vayas por ahí
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Uno siempre espera que suceda algo, que algo bueno suceda, algo que le dé un giro brusco, un empujón, un bandazo
Un paquete de tabaco, un libro de poemas, cuarenta duros para tomar unas cervezas... Poca cosa, es verdad:
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
Tendría alrededor de ochenta años, estaba atascada en un semáforo, como un barquito de vela bajo la tormenta,