#EscritoresEspañoles
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.
Un simple comentario a destiempo, sin ninguna intención.
Uno siempre espera que suceda algo, que algo bueno suceda, algo que le dé un giro brusco, un empujón, un bandazo
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
Nunca lo he visto antes, pero conozco a ese hombre. (Si me acercase, distinguiría en sus ojos
Ya poseemos casi todo lo que nos iba a hacer felices. Puede decirse
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Esta noche, por lo que a mí respecta bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez
No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro
De aquí a un tiempo, puede que llegue a ser como vivir