#EscritoresEspañoles
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
Como a veces nos viene a la memoria algo sin importancia que dejamos para el día siguiente
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
Mujeres como tú son las que consiguen que se declaren las guerras y que algún general
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
No es que moleste en sí, pero cuesta acostumbrarse. Eso de que vayas por ahí
No solo eres guapo, fuerte y listo, sino que además de conciencia ni una pizca
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,