#EscritoresEspañoles
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Uno siempre espera que suceda algo, que algo bueno suceda, algo que le dé un giro brusco, un empujón, un bandazo
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Mujeres como tú son las que consiguen que se declaren las guerras y que algún general
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Después de haber visto el mundo, a través de una botella, durante más de quince años, ahora –pasada ya la cumbre de la r…
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro