#EscritoresEspañoles
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos
Las primeras tienen su cosa, es cierto. Otra vez con el trago en la mano, uno se siente a gusto de sentirse tan mal, de tener ese cuerpo,
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.
Tendría alrededor de ochenta años, estaba atascada en un semáforo, como un barquito de vela bajo la tormenta,
Con los días contados, chaval, así vivimos todos. Esperando a que nos tachen de la lista. Distrayendo
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Cuídate mucho de los que sólo miran, de los que siempre están detrás, de esos a los que nunca
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Uno siempre espera que suceda algo, que algo bueno suceda, algo que le dé un giro brusco, un empujón, un bandazo
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Un paquete de tabaco, un libro de poemas, cuarenta duros para tomar unas cervezas... Poca cosa, es verdad: