Hacíamos equilibrio,
caminado siempre sobre la cuerda floja
seguíamos hacia adelante.
Sin pasado,
sólo con la certeza del presente
que muere una y otra vez,
dejándonos huérfanos de un futuro
que no se digna a aparecer.
Soñábamos con hacer historia,
convirtiendo todo en historia a nuestro paso.
Víctimas del tiempo,
esclavos del anonimato.