Sin darnos cuenta
nos abrazó de nuevo el amanecer,
nuevos caminos a recorrer.
No hablábamos de nada,
era menos doloroso el silencio
y ya estaba todo dicho.
Nos conocíamos demasiado para mentirnos.
Nuestros desvaríos
se conocían bien.
Dos viejos amigos,
cerveza, droga e historias pasadas.
Cómplices de la locura,
hermanados por las mismas paranoias.
Nos miramos fijamente,
compadeciéndonos el uno del otro,
y nos fuimos a no dormir.
(Error de Imprenta D-MNT)
Adicciones