Eco
Escaso de vacío,
amplio desinteresado.
A mi lado un jardín
por el que jamás he caminado.
Y lejos anda y anda
ese maldito canto abandonado
que ya hoy te llora en mudo
por haberte perdido en el pasado.
Si, existe,
en el retumbar de un antiguo cuento
melódico y dramático,
va y viene el sonido inmerso
en el herido flujo del viento.
Vigente y paciente,
lento y latente,
tregua inexistente,
La risa persistente.
Maldita sea la vida.
Maldita sea la muerte.
Ya nada es espeso,
hoy todo es volátil.
La puta poesía del pecado
y una indiferencia bastante versátil.
Aliento.
el último que canté hace tiempo
¿Cuánto?
no lo recuerdo,
pero la ausencia
es la de aquel momento.
Lo de ayer un error,
lo de hoy crecimiento
es lo que se oye en el eco
de un injusto sentimiento.
Ya no es claro
ya no es cierto.
va
y no vuelve.
La única solución es callar
sordo mirar lo que no puedo decir
lejos de leer lo que ya va a morir
y recordar lo que jamás pude tocar.
Resuena tu voz nuevamente
hoy sin sorpresa presente.
Duele tanto verte reír
de mi soledad permanente.
Promesas.
Los besos de la lluvia
que hoy se han secado.
Un bonito amor a orillas de la primavera
que sin mí se ha consumado.
Adiós.
vuelvo a oír ese bendito nombre
con la O,
con la G.
Con la lágrima que en mí no ves,
con el fruto de tu vida,
con mi corazón de revés.
Maldita sea...
maldita sea mi gracia
maldita sea la lejana historia
que hoy me queda aquí
con un grueso daño en la memoria.
ya se desvanece la vida
como el sol oeste en horizonte
¿Qué más me queda decir?
aparte de lo que perdí en “no sé dónde”.
Eco.
el de la lluvia del callejón
el de un quinto escalón
de donde suena sin piedad
la canción del último adiós.
Préféré par...
