Entro en mí mismo para verme, y de… hallo, ¡ay de mí!, con la razón po… una loca república alterada, tanto que apenas los umbrales entr… Al apetito sensitivo encuentro,

Pastor que con tus silbos amorosos me despertaste del profundo sueño, Tú que hiciste cayado de ese leño, en que tiendes los brazos poderoso… vuelve los ojos a mi fe piadosos,

Canta Amarilis, y su voz levanta mi alma desde el orbe de la luna a las inteligencias, que ninguna la suya imita con dulzura tanta. De su número luego me trasplanta

Por las riberas famosas de las aguas de Jarama, junto del mesmo lugar que Tajo las acompaña, alegre sale Belardo

Querido manso mío, que venistes por sal mil veces junto aquella ro… y en mi grosera mano vuestra boca y vuestra lengua de clavel pusiste… ¿por qué montañas ásperas subistes

Por las ondas del mar de unos cabe… un barco de marfil pasaba un día que, humillando sus olas, deshacía los crespos lazos que formaban de… iba el Amor en él cogiendo en ello…

Cuelga sangriento de la cama al su… el hombro diestro del feroz tirano… que opuesto al muro de Betulia en… despidió contra sí rayos al cielo. Revuelto con el ansia el rojo velo

Mil años ha que no canto porque ha mil años que lloro trabajos de mi destierro, que fueran de muerte en otros. Sin cuerdas el instrumento,

Corría un manso arroyuelo entre dos valles al alba, que sobre prendas de aljófar le prestaban esmeraldas. Las blancas y rojas flores

Sentado Endimión al pie de Atlant… enamorado de la Luna hermosa, dijo con triste voz y alma celosa: «En tus mudanzas, ¿quién será cons… Ya creces en mi fe, ya estás mengu…

¡Quítenme aquesta puente que me ma… señores regidores de la villa, miren que me ha quebrado una costi… que aunque me viene grande me malt… De bola en bola tanto se dilata,

Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola: ¿Adónde vas perdida?

Después que acabó Belardo de distribuir sus bienes, estando presente Filis por cuya causa padece, mandó que su testamento

De una recia calentura, de un amoroso accidente, con el frío de los celos Belardo estaba a la muerte. Pensando estaba en la causa,

Éste de mis entrañas dulce fruto, con vuestra bendición, oh Rey eter… ofrezco humildemente a vuestras ar… que si es de todos el mejor tribut… un puro corazón humilde y tierno,