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Una tarde

Sentados ambos, hablando en una terraza extraña, en nuestros cerebros,
Y nosotros ajenos a tal maña; el deseo de sexo brama.
Un parloteo que ya ni recuerdo era la comidilla de las bestias
Que son tu lengua enhiesta y mi troglodita oreja.
 
Vociferabas palabras, para mis miembros tu último vaho,
Era como si supieran que el tiempo nuestro hasta allí llegaría,
Como si supieran que este es el último acto,
Como si supieran que no habrá más días de votos desenfrenados.
 
Hay intrusos allá dentro,
Escuchadlos,
Escaleras abajo ya van,
Libre esta el hogar. Hora de entrar
 
Serpenteas tus muslos de arriba abajo,
Haciendo desear tu cuerpo a cinco peldaños.
¡Detente al blanco umbral de la puerta!
Qué raro, me oyes, y haces caso.
 
Ahora, ya dentro, entendemos que los fútiles eufemismos
De la palabra tuya y mía, no son más que una frívola carga.
Caminas audaz, no digo que salivando, pero si con voraz civismo.
Ya no eres niña timorata que esconde ingenua lascivia tras su falda.
 
Ya en el cuarto, desvistiéndonos, aún seguimos hablando,
No me malinterpretes; disfruto esto, mejor es no callarnos.
Hablas y crujen los goznes que son tus letras al abrirme la pesada
Ventana de tu sibilina y desconfiada alma, a fuerza de cates socavada.
 
Ya ni me acuerdo si hubo algún juego previo,
Lo que no olvido es el primitivo recuerdo
De tu olores. Como can entre mil flores
Busco salivando tu carne y tu flor, a fuerza de azotes.
 
Y en el sabor cómo no te voy a reconocer
Si mis labios y mi lengua, mis dientes y mis manos
Más tu piel han degustado, mordido y manoseado
De lo que ni tú y yo hubiésemos imaginado.
 
Firme, dentro de ti, en un instante
Me hallo enarbolado. Incesante,
Envolviéndome en tus sabanas
Y conjuros, me llamas a embriagarme
Del licor que emana tu henchida carne
Y que sabe a miel y a sangres villanas.
 
Ya será un mes mañana; la semana en sus umbrales,
Que mi tacto se despojó del relieve de tus tierras de agave
Donde irremisible e inmutable en tu reacia decisión yaces.
Yo me tumbo aquí, lejos, a esperarte, en el irrisorio consuelo de besarte.

A Juana Cy

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