Le digo adiós.
Le digo adiós a la historia que jamás pudimos tener, al esfuerzo que aún podíamos hacer.
Le digo adiós a la tristeza, pues ella misma lleva tu ser.
Adiós a las promesas falsas que nunca pudimos cumplir.
Adiós a las cosas que solías decirme antes de irme a dormir.
Adiós a un futuro que juntos planeamos vivir.
Adiós a los besos que solíamos darnos en aquel dormitorio.
Adiós a los recuerdos que juntos pudimos construir.
Adiós a los dulces cafés que solíamos tomar en aquel atardecer.
Adiós a los besos en el cuello y esas noches con sabor a miel.
Adiós a las cartas que nos dimos con tanto amor e ilusión.
Adiós a aquel árbol donde juramos un eterno amor.
Le digo adiós a esos columpios donde juraste protegerme y jamás perderme.
Me hiciste sentir el malo mil veces, sólo para discutir.
Nunca me di cuenta que el dolor y las lagrimas que caían
eran por cada recuerdo que aun no teníamos.
Fuiste la persona perfecta para comprobar que algunas flores a pesar de hermosas tienen espinas profundas que llegan al corazón.
Demostraste que el amor puede llegar a caer en un patán y perderse en un fatal final.
El problema no eras tú, ni era yo, simplemente tu destino estaba lejos del mío en ese tiempo.
Así que me rindo, pierdo las ganas de luchar por lo que alguna vez visualizamos, al menos por ahora.
Decidimos marcharnos y a pesar del dolor que causaste
y de esa dulce nota que dejaste en nombre de tu recuerdo
me doy cuenta que al final te digo adiós
porque en mi vida nunca te conocí
y ahora sólo quedamos así, desconocidos al fin.
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