— CUANDO NADA HAY QUE DECIR —
no hay nada que ya podamos decir,
los hijos no están, dijeron adiós
y en esta casa debemos seguir.
Qué grande el lecho de la habitación;
sobran puestos aquí en el comedor,
se vuelve un dilema una situación,
hay queja donde antes, era esplendor.
Me culpas de todo, también de nada,
no hay motivos ni defines razones,
quería respuesta, tierna mirada,
no ese silencio que siempre me impones.
Es desde siempre que esto ha sucedido
dice la gente estarás enseñada,
sabe mi almohada lo he repetido,
no me habitúo a vivir silenciada.
Encierro mi alma, pretendo acallarla,
gimen mis ojos, el sollozo aflora,
no es tu afonía que intento culparla,
reprocho mi esencia por soñadora.
No dijiste nada, lo percibía,
pero aun así, una señal esperaba
porqué es difícil si yo lo sabía
tú descubriste yo te aguardaba.
original de
Madusa
Colombia
lunes 15 de junio de 2015
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