Tú, Madre sembradora de soles que en el cielo tejes
Huelo felicidad a mi encuentro salen almas ágiles y graciosas. Creo en un dios festivo que sabe bailar
Dije las mágicas palabras “Hokus, pokus” y tus labios se llenaron
Flor pequeña que lentamente en mis manos moría. Yo le quiero, le decía. Ella me preguntó ¿me quieres?
He coronado vuestra cabeza con tallos de verde y fresca hiedra.
Mar tempestuoso, de agitada melena de león rugiente.
Acude a tu soledad crea y ama porque amo a quien crea su propio destino y perece por ello.
El tiempo tiene su labor en el telar convulsionado del tiempo.
Si deseas cambiar... ¡¡Deja de hacer lo mismo!!.
La piedra lanzada en el lago viajaba como un astro dejando su estela de circunferencias locas.
Luna, que desde el cenit, vigilas los campos.
Los errores provienen de la impaciencia humana.
Soy amiga de la vida revolotean burbujas de jabón y mágicas mariposas por mi avenida.
He adornado un pequeño altar. Allí arden viejas hojas de laurel aromatizando el ambiente
No hay ruidos, ni una antena de hormiga se mueve ¡¡Todo es Silencio!!