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Era reconfortable verlo de repente  pasar una esquina, con lo mucho que significaba las casualidades en su vida, chocar con nuestras miradas, un abrazo fuerte y plena sonrisa, refrescaba un buen recuerdo,  pretendíamos que todo era sorpresa, pero sabíamos que era obra del destino que nos decía constantemente al cruzarnos que aún faltaba más por vivirnos. La sorpresa era que después de los encuentros se me pasara por la mente la breve y bella historia que hubo, sonreía hasta que aquel bello recuerdo se desvanecía y volvía a mi vida sin que se me cruzará por la mente, hasta el siguiente fortuito encuentro.

Preferido o celebrado por...
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