Cálido atardecer
nos envuelve,
nubes satinadas fluyen y se deshacen
en la rapidez del viento.
Los siete rayos refulgen con sus
siete colores intensos,
más allá el sol se pone,
en el plano que separa el mundo visible
de la vastedad de lo invisible.
Somos los dueños del tiempo,
los viajeros del huracán,
los navegantes del misterio.
Abrazando la confianza cada segundo,
sobrevolando la vida hacia un punto
concreto, no nos importa dónde,
solo sentir la velocidad en nuestras mentes;
Solo vivir este vuelo que es la eclosión
de nuestros deseos, solo vivir y disfrutar
el momento, que irradiando amor nos
abre, como una madre infinita el Universo.