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EXPLORACIÓN PANTEÍSTA

Es aquí donde lo desconocido empieza.
Si te mantienes en la orilla nada cambiará.
 
Es aquí, promontorio de las horas,
donde el tiempo, cotidiano y tenaz,
no te dará sorpresas,
pero no vayas más allá.
 
Puedes ver la arboleda oscura cuando
la noche avanza, y el vuelo raudo de
las lechuzas espantadas,
correr entre los mil encajes,
que la luna traza atravesando las ramas.
 
Pero no esperes que la tierra
profunda y silenciosa te revele
tras su manto secreto, por qué
tu entendimiento puede imaginar
sus pozos y sus simas, sus abismos
interiores suspendidos de la roca,
 
Y apenas insinuadas, sus fuentes
subterráneas y límpidas.
 
Mira arriba desde donde caen centellas,
Oriónidas dejando estelas,
fantasmales, meteóricas.
 
Sabes que no le perteneces al cielo ni a la tierra.
Solo a ti mismo debes obediencia,
y deseo que en algún momento alguien te enseñe,
el valor de la bondad y la prudencia.
 
Ahora ves que sobre los abetos
se ha trazado un cerco de lluvia;
Si alguna vez soñaste con auroras boreales,
ahora ese sueño se torna magia, en una mirada
viva, una mirada inquieta, que todo lo agrupa.
Tu mirada altiva.

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