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Otra mañana cálida de la semana
A pesar de ser muy joven, despierto con dolor en la espalda
Abro mis ojos y lo primero que veo es la hora
Prisionera del tiempo soy, no sé cómo llegué hasta aquí
Mi vejiga pide ser vaciada, pues quien la porta ingiere tanta agua como le sea posible.
Ya por fin he saciado las necesidades de mi cuerpo, regreso a mi cama y con una actitud desesperada busco mi teléfono. Qué aparato tan geminiano.
Justo detrás de él, está aquel libro que hace un par de días comencé a leer en mi intento de retomar viejos hábitos que alimenten mi alma y mi ser. Analizo muy poco la situación y qué jodida estoy, prefiero tomar con una sola mano mi perdición, que con ambas lo que explotaría mi ingenio.
Heme aquí casi después de cuarenta minutos, de vez en cuando mirando de reojo mi segunda opción.

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