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Décimas del plagiador perseguido

Contiene audiovisual

 
Introducción.
 
Podrás quizás copiar mi poesía,
pero cuando veas que alguien se estremece,
sabrás que esa emoción no te pertenece,
sabrás que esa emoción es solo mía.
 
(De algún poeta antiguo, nunca supe de quien)
 
 
Mis ojos asoman llanto,
soy poeta sin lecturas,
¿acaso no están maduras,
estas letras que yo canto?
Me duele el alma de espanto
al ver que a nadie gustó
ese verso que nació
con la esperanza en llegar
las almas a cautivar
y el silencio lo mató.
 
Vive el poeta de halagos,
le alimentan más que el pan,
sus pasos tras ellos van,
los beben a grandes tragos.
Sin ellos tan solo amagos,
de letras sin un sentir
si nadie viene a decir,
¡Qué precioso tu poema,
cómo dominas el tema!
¡tú sí sabes escribir!
 
Y eso suena muy bonito
el ego así mucho crece,
dando igual si lo merece
o nada vale lo escrito.
Y de paso me remito;
¿y si el poema es copiado?
¿qué pensará el halagado?
¿hará suyo ese sentir?
¿creerá saber escribir,
sabiendo que lo ha robado?
 
¿Hará suya esa emoción?
sabiendo como bien sabe,
que otro es dueño de la llave
que supo abrir el arcón.
De letras que en el rincón
esperando ser poesía
soñaban el nuevo día
en la pluma de su autor
y no de un vil plagiador
con tamaña felonía.
 
Por no ser un buen modisto
ya te vieron el plumero
de gallina y no torero,
¿pretendías darte pisto
presumiendo de muy listo?
Hay que ser muy majareta
pa dárselas de poeta
copiando versos de oficio
¿pretendías beneficio?
¡Pues se te acabó la teta!
 
No se puede consentir
mancillar la poesía,
tan tremenda felonía
no podemos permitir.
Yo gusto de discutir
porque de algo se ha de hablar
y del hombre es criticar,
¡pero ay, de quién nos engaña
y las letras enmaraña
por dedicarse a copiar!
 
Mas por Dios vaya bajeza
el dárselas de buen bardo
sin haber puesto ni un cardo
salido de tu cabeza.
Esto me causa tristeza
no se puede concebir,
si no sabes escribir
vete a destripar abetos
pero no copies sonetos
para poder presumir.
 
Bien poco y muy mal se vende
quien con flores que otro siembra
quiere conquistar  la hembra
que en su delirio pretende.
Mejor que busque su duende,
labrando su propia tierra,
¡robar, ni en tiempos de guerra!
¡cada quien gane su honor,
con letras de su sudor!
¡Robando siempre se yerra!

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