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Retrato

Contiene audiovisual

RETRATO
 
Ya mis resecos labios como pasas
solo se mueven por algunas frentes,
ya no desbordan como los torrentes
oleadas de pasión,
de aquella juventud de rojas brasas,
dicen que el tiempo todo al fin lo cura,
la pícara edad mata la bravura
y acorrala la ilusión.
 
Estos cerros antaño bien erguidos
en cuya cima erectos sus botones
daban gozo a salidos y mirones
que ojeaban sin rubor,
inundando las calles de silvidos.
Mis erectos botones, ¡cree amigo!
¡sirven hoy para rascarme el ombligo!
embriagada de furor.
 
Y el redondo pandero e imponente
sobre mis bien formadas güayabas,
testigo de los chorros de las babas
formado a mi alrededor,
los hombres tras de mí siempre un torrente.
Hoy un pellejo hueco, feo colgajo
no parece pandero, si un pingajo
sin un solo admirador.
 
En mi  preciosa faz dos grandes fosos
enormes parecían como lagos
por ellos me cubrieron mil halagos
orgullo de ellos sentí
mis grandes ojos, muy verdes y hermosos
con su brillo de luz, ¡florido mayo!
hoy decorados con patas de gallo,
¡ay pobre, pobre de mí!
 
El tiempo va pintándonos a modo,
la mayor de las veces el retrato
no llegará a ser de nuestro acomodo,
sin poder denunciar por desacato
tendremos que apretar muy fuerte el codo
y aguantarnos con ese caricato.

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