Juro que las ventanas estaban abiertas a la noche

como yo a vos y vos a mí.

Completamente oscuro todo,

velado el mundo que no debe verse.

Juro que el viento presagiaba la lluvia,

la irrupción de lo insólito, la máscara.

Juro que yo no me di permiso

para abrir la grieta fatal

en la noche fatal

porque yo estaba abierta a vos

como vos a mí

y creímos que para siempre.

Por supuesto, no contábamos

con las cruzadas estrellas

que manchan el destino;

con el horror de las manos que se inmiscuyen

en la felicidad de otros.

Por las ventanas abiertas a la noche

intentaron entrarnos.

No las dejamos.

Temo, sin embargo,

que lo intenten de nuevo.

Juro que si llega el momento

voy a huir

aunque el irme incluya abandonarlo todo;

abandonarte…