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Atleta de mí mismo

Comienzo por producir mis deseos.
Amplias lunas mojadas
por las certeras lluvias del verano
verano aquél
donde sangrante y taciturno
besé tu nombre
oculto entre las piedras.
 
Zafiros
esmeraldas enronquecidas
por la falta de amor
rodeaban tu cuerpo.
 
Era hermoso ver cómo morías
entre la blanca espuma de tu rabia.
 
Atleta de mí mismo
corporal
hasta con mis palabras
amé tanta belleza
y te salvé.
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