Morir quiero, a cada instante quiero
como se quiere el agua de la fuente
en el desierto permanente y muerto.
Morir en los brazos de la muerte
que sostiene mi mano y mi simiente
como si nada fuera para siempre.
En esta noche sin luna y sin estrellas,
el último suspiro que me queda
se esfumará en el cosmos sin fronteras.
El mundo que cobija nuestra vida,
solo verá una comedia fatídica
y seré una más inadvertida.
Simplemente marionetas que bailamos
movidos por piolines invisibles
al ritmo de creencias y embusteros.
Nos aquietan, y nos callan,
nos perforan y nos matan.