Hoy se cumplen tres años de nuestra separación, hoy que es cuando más te necesito, cuando mas te extraño, cuando más exclamo ¡que por mi culpa tú ya no estás a mi lado!

Ahora soy “un infeliz encadenado” en mi propia mente, en mi propia cueva, en donde la luz del sol no llega, en donde solo oscuridad y lamentos se me acercan, me rodean y me golpean, me insultan y me recuerdan de que ahora esta cueva será mi hogar ¡será mi condena!

Cada eslabón de esta cadena me recuerda que mis promesas de amor nunca valieron la pena...  ¡Te extraño mi amor! ¡Como quisiera que volvieras!

Estoy desnudo ante los ojos de cupido el guardián del amor, ¡quien me mira despreciable por haber manchado su nombre y su honor!

La soledad que antes era mi enemiga ahora es mi mejor amiga, me acompaña por el camino del horror ¡sin darme un consuelo digno para que alivie mi dolor!

Acurrucado en los confines de mi ser, veo en un charco de lágrimas mi cuerpo esquelético, el cual en su época dorada te llenaba el corazón desde adentro y calmaba tu sed de placer...

Levanto mis manos hacia la nada, tocando tu rostro fantasma, se siente ficticio, se siente real, pero luego el momento se desvanece al abrir mis ojos ¡y ver que no estás!

Aun escucho tu risa, es una dulce sinfonía que retumba en mi cabeza, me hace reír pero también llorar, me hace sentir que estás cerca de mí, aquí, a mi lado... Pero de pronto la realidad me hace recordar que esto no es verdad, que solamente soy el destructor de tu vida soy  “un infeliz encadenado”.