Memoria desvelada
Delicado,
brillante pero cegador
un marasmo,
la incertidumbre sonríe en mi cara,
la inestabilidad cosquillea mis pies,
no tanto como ayer,
ayer era distinto,
era como...
muy vos,
en el momento exacto,
acostados,
fumando un cigarro a medias, riendo,
o como... el ron sin abrir,
a pesar de no distinguir señales,
por tener pesados los parpados,
hoy hay veces que quiero dormir,
me habías dicho:
—¡Que queres, la vejez te esta pegando!
y yo mandándote a la mierda con cataclismos gestuales,
obviando que mi necedad juvenil es mi bastión imaginario y
no permito que pases con los pies sucios,
pero así estamos querida,
somos un beso bostezando el buen día,
habíamos regado las plantas antes de dormir.
Ahora...
un sujeto llega a su cabaña en alguna colina,
un supuesto se sienta cansado a escribir,
piensa mientras devolvía la pelota en un parque,
un suave viento lo lleva por la noche,
reconoce el camino con migas de pan,
ve encendido un velador,
visita sostenido de una brisa de otoño
entra por debajo de la puerta,
baila en el aire y suspira el frio del sur,
hace lloviznar una poesía, moja cuadernos viejos,
aquellos que dedique tanto, aquellos tan vos.
Tan nosotros
