Me dibujaste un sendero
donde crecían las rosas
mustias
amortajando nuestras manos
suavemente entrelazadas
Tus dedos transitaron por
un puñado de días solitarios
inscritos en mi espalda
A cambio me regalaste
la hostilidad de una isla
perversamente amurallada
Entonces recordé
aquello que yo había sido para ti
punto rojo
lugar de paso
estancia contigua