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Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
 
     Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
 
     La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
 
     A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
 
     Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
 
     Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
 
     Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
 
     Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
 
     Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
Preferido o celebrado por...
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